CARTAPACIO | AGENDAS DIFERENTES

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Por: Lic. Raúl Ruiz

Periodista y Analista Político

Insistiré una vez más en que hay dos entes paralelos en el ámbito del poder.

El Estado, y el Narcoimperio.

Y en medio, una telaraña que sirve de conexión entre ambos; a la que llamaremos CRIMEN ORGANIZADO, sobre la cual, transitan los malandros y sus pares en el gobierno.

Pensar que el gobierno detendrá al crimen y la violencia sólo con desearlo, o compitiendo en una escalada armamentista, es una falacia, un autoengaño.

Primero, porque el crimen organizado es un enlace entre un mundo de luz, y un submundo oscuro; y uno se alimenta del otro y viceversa.

Y segundo, porque el narcoimperio es un ente igual o quizá más poderoso que el Estado, y no sólo empata con él en su capacidad de fuego, sino que lo supera.

Así que incluir en el discurso, el reclamo de ¿Por qué no se encara al crimen organizado frontalmente? Es una diatriba. Es escupir hacia arriba.

Ya hubo un ejercicio así y el resultado fue, miles de muertos y recrudecimiento de la corrupción.

¿Por qué una falacia?

Porque en el remoto caso de que el equipo «conservador», que esto sugiere, pudiera ganar las elecciones en el 2030, seguramente la necedad de «enfrentar al narco», con balazos y no con abrazos, sería ocioso y contraproducente.

Son dos dimensiones distintas, dos agendas distintas. Dos negocios distintos, DOS ECONOMÍAS DIFERENTES.

Esta categoría, sería más fácil de comprender si mis lectores se interesaran un poco en humedecer los pies entre las natas de la física teórica, y se interiorizaran tantito en el mundo subatómico.

No es fácil aceptar que vivimos diferentes realidades al mismo tiempo.

Suponemos que la vida es sólo una rúa con carriles de baja, media y alta velocidad, sobre la cual nos desplazamos en vehículos que hemos construido con materiales que vamos recogiendo por el camino, de acuerdo a nuestras necesidades y circunstancias.

Y la verdad es que no.

Sugiero echarse un clavado en la lectura de, la TEORÍA DE LAS CUERDAS, para entrar en la comprensión de esta posición que os ofrezco.

Si usted ha llegado hasta aquí, sin aventar la lectura al carajo, seguramente llegará al final.

No importa si me quedo con un par de lectores. De todos modos estoy convencido que mis textos no son para las grandes masas.

Prosigamos.

En nuestra realidad, no concebimos la presencia de malandros y delincuentes en nuestras vidas. Nos son repulsivos.

Nadie viviría feliz al lado de un muladar o con vecinos peligrosos.

Sin embargo, la mayoría de las veces coincidimos con ellos debido a que vibramos en diferentes frecuencias.

Para lo cual, necesitamos otra lectura: LA TEORÍA DE LAS FRECUENCIAS.

«La teoría de la frecuencia espacial predice que el enrejado se comienza a percibir (y deja de percibirse un campo gris homogéneo) precisamente con el contraste, en que la primera onda armónica componente de la onda cuadrada (la de frecuencia más baja), cruza su propio umbral independiente».

No voy a abundar más en esto, porque me llevaría a un texto interminable y denso.

Sólo quiero llevarlos a la siguiente reflexión.

¿Cómo coincidir en el mismo espacio ambos universos sin invadir su cosmos natural entre uno y el otro?

Me parece que ya hay acuerdos entre ambos para sostener cada uno sus operaciones.

Dos bandos que se conocen perfectamente y que asumen riesgos mutuos, donde por desgracia el punto de modulación trae aparejada, la violencia,  sangre, sufrimiento y muerte.

El truco consiste en no invadir el espacio del otro. En el caso particular suyo, querido lector… no caer en tentaciones y fantasear con estilos de vida en  dimensiones que desconoce.

Los que habitan en el lado oscuro no interfieren en su vida personal ni familiar a menos que usted los cocoree.

Ellos están conscientes de su propia existencia, en el cosmos donde habitan, y donde tienen sus propias reglas de convivencia.

Por lo tanto, vibran en su propia frecuencia.

Tienen su propia agenda.

Algunos conocen pasadizos donde las frecuencias momentáneamente se cruzan, se empalman; y éstos, se suponen especiales.

Pero les gana la jactancia y la ostentación.

Su vida es muy corta.

La telaraña les cobra derecho de piso.

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